La guerra de los clanes
En las calles de la gran ciudad de Atenas se mostraban vacíos en esa noche, solo se oían ruidos de seres diminutos arrastrándose.
No todo era paz en el silencio; una serie de sombras se movían, a lo lejos se veían a seres con sus capuchas, poco iluminados por velas, marchando por una calle escondida de los propios habitantes.
Un encapuchado caminaba por las callejuelas moviéndose por todos los rincones de las siniestras calles pareciendo que no sabia a donde estaba, pero en un momento el sujeto desapareció.
Al llega por el misterioso camino, necesitaban bajar por unas escaleras de caracol que parecían no tener fin. Entraron a una sala compuesta por dos mesas se sentaron en la mas grande esperando.
Se escucharon pasos bajando por unas escaleras de caracol, el lugar apestaba a humedad, moho y quien sabe mas. A lo lejos se escuchaban voces discutiendo.
Cuando llego a una puerta, solo se quedo ahí quieto en la oscuridad, las voces se callaron, poco después se abrió la puerta por si sola. Al entrar se podía ver el cuarto iluminado por antorchas, enfrente estaban varias personas sentados, cada uno era de diferente especie.
Se sentó al frente de todos los seres del bajo mundo. Se quito la capa dejando ver su cabello rubio y sus orejas puntiagudas.
-Parece que todos vinieron bien- mirándolos cada uno- comencemos.
La comunidad Obscura de la alianza, los Traidores, los olvidados están presentes.
- ¿Cómodos?- Sonriéndoles sarcásticamente- no estamos en una taberna ni en sus escondrijos, así que deben controlarse, un rato nada más.
Se dirigió a una mesa que estaba cubierta por una manta. Mientras revisaba unos papeles los otros empezaron a impacientarse. El ser solo los volteo a mirar y con ello nadie hablo.
- Hoy aprendices impacientes deben aprender a no mostrarse como son, entraran a formar parte de la información de los poderes oscuros, miren la mesa donde estoy- Todos voltearon a ver.
Un cuerpo estaba atado fuertemente en una mesa, parcialmente tapado por una sabana. El ser se levanto y destapo el cuerpo; todos los demás se colocaron al lado de la mesa. Mostró un ser con forma humana pero con graves signos de deformación, en su cara, manos y pies que se podía ver a la vista.
Todos se mostraban asombrados por el ser de la mesa, un cuerpo humanoide con formas de mujer
- Es un ser de la noche como ustedes, hoy experimentaremos con el para conocer mas cosas que nos puedan servir en el futuro- Saco cuidadosamente de su ropaje una urna, dejándola en una bocaza en la pared. – Hoy venimos a traer a la vida un ser místicamente olvidado y extinto.
- Pero este ser es difícil de manejar- dijo un mago oscuro- menos si no tenemos lo necesario para protegernos; es muy apresurado- Mirando el cuerpo muy preocupado - y aunque ahora este muerto no sabemos si se pasara de nuestro lado…
- Quien te dijo que estoy muerto, inútil saco de carne- el cuerpo abrió los ojos dándole una mirada salvaje- Haciendo que su cuerpo tratara de moverse y romper sus ataduras.
El Ser ajusto las grilletes, cinturones y le coloco una moradaza que lo mantenían inmovilizado.
- ¿Decías? Lo miro con triunfo.
------------------
- No venimos por este ser- dijo el de cabello blanco- venimos a resucitar a una persona que murió en una batalla hace tiempo, pero había dejado el lado oscuro hace mucho tiempo atrás.- todos lo miraron comprendiendo de quien se trataba- Debemos traer su esencia con nuestros poderes; para cuando ya su cuerpo este en plenitud y su mente. Será nuestra carta al triunfo de la conquista, ya que comandara a la alianza oscura.
Todos se sentaron nuevamente en la mesa
- Cada uno debe traer los tesoros que cada Alianza Griega tiene, para ello se vale matar- todos rieron- hurtar, secuestrar, arrasar con pueblos enteros y las razas que se opongan en el camino- Se interesaron mas cada uno- pero deben traerlos prontamente.
Los miro con determinación, golpeando fuertemente la mesa rompiéndola con una facilidad sorprendente.
- También traigan algunas victimas, las usaremos en el sacrificio- se sentó en la silla mirándolos como salían de debajo de los escombros de la mesa- Eso es todo. Hagan lo que tengan que hacer, mi sirviente les dará cada ruta y que es lo que tengan que hacer en este tiempo, luego les daré mas ordenes.
Todos los presentes se levantaron a su tiempo para irse por su propio lado. Cada quien sabia que hacer después de haber leído su pergamino.
En mercenario humano ya se iba cuando……..
- Radien espera- le toco el hombro deteniéndolo- viste que no te di instrucciones en un pergamino, ya que quiero algo especial de ti, por ello solamente te detuve a ti.
- ¿Que es lo que necesita, maestro?- Sentándose los dos a la vez- Dímelo pronto, tengo mujeres a quien cazar jajajaa
- jajaja, ese es mi chico- sonrieron por primera vez los dos- quiero que te encargues del Clan Basárides y traigas el objeto escondido en el castillo, mas otros regalitos que te diré en un momento, claro para mi uso personal jajajaja.
Sorprendido lo miro con incredulidad pero fascinado.
-¿Quieres que arrase todo el pueblo humano también?- Lo miro esperanzado
- Oh si, hasta podrás derrotar tu mismo al gobernante y matar a la pequeña zorra- lo miro con toda confianza.
- ¿Él esta de acuerdo? Pregunto cautelosamente- es su propia raza.
- Bueno, claro que si, el ordeno específicamente su exterminio- sonrió- Así que, muerte a toda Basárides – Se levanto colocándose la capa en su cabeza. - Lo quiero rápido y me traes lo que te pedí. Por todo lo demás ya es tuyo.
- Así será, maestro- Saliendo de la habitación.
Al salir el maestro se encontraba solo en la sala. Miro por todos lados, si alguien mas lo podía ver; al ver que no había nadie. Mira la urna con cuidado esta tenia un adorno extraño a uno de sus costados. El maestro sonreía complaciente, ya faltaba poco para que sus planes cobraran vida. Pero por mientras tendría que experimentar con cuerpos de diferentes seres, de esta forma podría tener la perfección en la nueva creación de su carta de triunfo. Solo era cuestión de tiempo.
TOMO UNO
LA LLEGADA DE UN NUEVO SER
CAPITULO 2
LA REUNION
En las calles de la gran ciudad de Atenas se mostraban vacíos en esa noche, solo se oían ruidos de seres diminutos arrastrándose.
No todo era paz en el silencio; una serie de sombras se movían, a lo lejos se veían a seres con sus capuchas, poco iluminados por velas, marchando por una calle escondida de los propios habitantes.
Un encapuchado caminaba por las callejuelas moviéndose por todos los rincones de las siniestras calles pareciendo que no sabia a donde estaba, pero en un momento el sujeto desapareció.
Al llega por el misterioso camino, necesitaban bajar por unas escaleras de caracol que parecían no tener fin. Entraron a una sala compuesta por dos mesas se sentaron en la mas grande esperando.
Se escucharon pasos bajando por unas escaleras de caracol, el lugar apestaba a humedad, moho y quien sabe mas. A lo lejos se escuchaban voces discutiendo.
Cuando llego a una puerta, solo se quedo ahí quieto en la oscuridad, las voces se callaron, poco después se abrió la puerta por si sola. Al entrar se podía ver el cuarto iluminado por antorchas, enfrente estaban varias personas sentados, cada uno era de diferente especie.
Se sentó al frente de todos los seres del bajo mundo. Se quito la capa dejando ver su cabello rubio y sus orejas puntiagudas.
-Parece que todos vinieron bien- mirándolos cada uno- comencemos.
La comunidad Obscura de la alianza, los Traidores, los olvidados están presentes.
- ¿Cómodos?- Sonriéndoles sarcásticamente- no estamos en una taberna ni en sus escondrijos, así que deben controlarse, un rato nada más.
Se dirigió a una mesa que estaba cubierta por una manta. Mientras revisaba unos papeles los otros empezaron a impacientarse. El ser solo los volteo a mirar y con ello nadie hablo.
- Hoy aprendices impacientes deben aprender a no mostrarse como son, entraran a formar parte de la información de los poderes oscuros, miren la mesa donde estoy- Todos voltearon a ver.
Un cuerpo estaba atado fuertemente en una mesa, parcialmente tapado por una sabana. El ser se levanto y destapo el cuerpo; todos los demás se colocaron al lado de la mesa. Mostró un ser con forma humana pero con graves signos de deformación, en su cara, manos y pies que se podía ver a la vista.
Todos se mostraban asombrados por el ser de la mesa, un cuerpo humanoide con formas de mujer
- Es un ser de la noche como ustedes, hoy experimentaremos con el para conocer mas cosas que nos puedan servir en el futuro- Saco cuidadosamente de su ropaje una urna, dejándola en una bocaza en la pared. – Hoy venimos a traer a la vida un ser místicamente olvidado y extinto.
- Pero este ser es difícil de manejar- dijo un mago oscuro- menos si no tenemos lo necesario para protegernos; es muy apresurado- Mirando el cuerpo muy preocupado - y aunque ahora este muerto no sabemos si se pasara de nuestro lado…
- Quien te dijo que estoy muerto, inútil saco de carne- el cuerpo abrió los ojos dándole una mirada salvaje- Haciendo que su cuerpo tratara de moverse y romper sus ataduras.
El Ser ajusto las grilletes, cinturones y le coloco una moradaza que lo mantenían inmovilizado.
- ¿Decías? Lo miro con triunfo.
------------------
- No venimos por este ser- dijo el de cabello blanco- venimos a resucitar a una persona que murió en una batalla hace tiempo, pero había dejado el lado oscuro hace mucho tiempo atrás.- todos lo miraron comprendiendo de quien se trataba- Debemos traer su esencia con nuestros poderes; para cuando ya su cuerpo este en plenitud y su mente. Será nuestra carta al triunfo de la conquista, ya que comandara a la alianza oscura.
Todos se sentaron nuevamente en la mesa
- Cada uno debe traer los tesoros que cada Alianza Griega tiene, para ello se vale matar- todos rieron- hurtar, secuestrar, arrasar con pueblos enteros y las razas que se opongan en el camino- Se interesaron mas cada uno- pero deben traerlos prontamente.
Los miro con determinación, golpeando fuertemente la mesa rompiéndola con una facilidad sorprendente.
- También traigan algunas victimas, las usaremos en el sacrificio- se sentó en la silla mirándolos como salían de debajo de los escombros de la mesa- Eso es todo. Hagan lo que tengan que hacer, mi sirviente les dará cada ruta y que es lo que tengan que hacer en este tiempo, luego les daré mas ordenes.
Todos los presentes se levantaron a su tiempo para irse por su propio lado. Cada quien sabia que hacer después de haber leído su pergamino.
En mercenario humano ya se iba cuando……..
- Radien espera- le toco el hombro deteniéndolo- viste que no te di instrucciones en un pergamino, ya que quiero algo especial de ti, por ello solamente te detuve a ti.
- ¿Que es lo que necesita, maestro?- Sentándose los dos a la vez- Dímelo pronto, tengo mujeres a quien cazar jajajaa
- jajaja, ese es mi chico- sonrieron por primera vez los dos- quiero que te encargues del Clan Basárides y traigas el objeto escondido en el castillo, mas otros regalitos que te diré en un momento, claro para mi uso personal jajajaja.
Sorprendido lo miro con incredulidad pero fascinado.
-¿Quieres que arrase todo el pueblo humano también?- Lo miro esperanzado
- Oh si, hasta podrás derrotar tu mismo al gobernante y matar a la pequeña zorra- lo miro con toda confianza.
- ¿Él esta de acuerdo? Pregunto cautelosamente- es su propia raza.
- Bueno, claro que si, el ordeno específicamente su exterminio- sonrió- Así que, muerte a toda Basárides – Se levanto colocándose la capa en su cabeza. - Lo quiero rápido y me traes lo que te pedí. Por todo lo demás ya es tuyo.
- Así será, maestro- Saliendo de la habitación.
Al salir el maestro se encontraba solo en la sala. Miro por todos lados, si alguien mas lo podía ver; al ver que no había nadie. Mira la urna con cuidado esta tenia un adorno extraño a uno de sus costados. El maestro sonreía complaciente, ya faltaba poco para que sus planes cobraran vida. Pero por mientras tendría que experimentar con cuerpos de diferentes seres, de esta forma podría tener la perfección en la nueva creación de su carta de triunfo. Solo era cuestión de tiempo.
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ATTE
HANEL BACCHAE TANU